Francisco de Vergara fue un helenista del Renacimiento español. Nació en Toledo en una familia de judíos conversos, entre sus hermanos destacó el famoso humanista Juan de Vergara (1492-1557). Cursó estudios de Griego –y participó en la redacción de la columna griega de la Biblia Políglota Complutense– en la Universidad de Alcalá como discípulo del celebérrimo helenista Hernán Núñez de Toledo (1475-1553), a quien sustituyó (1521) como catedrático de esa lengua en la academia complutense tras la huida del Comendador Griego por su apoyo a la causa comunera. Durante su etapa como docente fue maestro de importantes humanistas, entre ellos, Juan de Valdés (1509-1541). Sostuvo correspondencia con Erasmo de Rotterdam (1466-1536) durante largos años; de hecho Vergara formó parte del importante círculo erasmista español, activo durante el primer Renacimiento. Murió prematuramente en 1545.
Francisco de Vergara fue el primer autor español en componer una gramática griega, De graecae linguae grammatica libri quinque, texto en el que tomó como modelo la gramática latina de Nebrija (1441 o 1444-1522). La primera parte de la obra de Vergara está dedicada a la morfología nominal; la segunda, a la morfología verbal; la tercera parte versa sobre sintaxis; la cuarta estudia la ortografía, la prosodia y la fonética y en la quinta se hace un recorrido por los principales dialectos del griego: ático, jónico, dórico y lengua poética. Este texto fue reimpreso en diversas ciudades europeas (París, Colonia Douai…) a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI. En el primer tercio del siglo siguiente (1626, 1629) apareció el libro IV, que trataba sobre prosodia y cantidad silábica, publicado, de forma exenta y dirigido a las escuelas holandesas, en distintos puntos de los Países Bajos. Vergara, que siempre defendió el concomimiento de la lengua griega como imprescindible para el acceso a otras esferas del saber, compuso con anterioridad otros textos eminentemente pedagógicos: una breve crestomatía griega (Miguel de Eguía, Alcalá de Henares, 1524) y, dos años después, una cartilla para el aprendizaje de esa lengua, Graecorum characterum aoicum et abbreviationum explicatio cum nonnullis aliis (Miguel de Eguía, Alcalá de Henares, 1526).